Maltrato en la Pocilga
Y llegó el día que teníamos todos marcados en el calendario. Tras una semana de nervios y de pequeños piques con nuestros “amigos” béticos, al fin llegó ese día. Así que, sin más dilación, paso a contaros el relato de un día único en nuestras vidas.
Nuestra previa empezó a las cuatro de la tarde con muchos nervios e incertidumbre. Era nuestro primer partido en el Villamarín. Nos dirigimos a canjear el bono, ese trámite que desde la distancia no se entendió bien, y, a continuación, nos metimos en el recinto acordonado por la policía para ir escoltados hasta el estadio. El cortejo empezaba poco antes de las seis de la tarde.
Los cánticos se hicieron notar en todo el recorrido hasta llegar al campo del eterno rival, donde tuvimos que esperar un buen rato para poder acceder al estercolero. Al entrar, pudimos observar una serie de tropelías de las que fuimos víctimas y que nos acompañaron a lo largo de la noche, consecuencia de la mala organización por parte de la policía y por parte de los miembros de seguridad allí presentes.
Los aficionados sevillistas estábamos agolpados tanto en los vomitorios como en la grada. Algunos de nosotros estuvimos montados a la vez sobre los asientos. Otros se quedaron en el propio pasillo. Y otros vieron el partido sentados en la escalera. En definitiva, un agolpamiento absurdo teniendo en cuenta las filas libres que habían a nuestro alrededor más allá del cordón policial.
En cuanto al encuentro poco más que añadir más allá de lo que fue un derbi muy tenso. Se vio un juego trabado y lleno de faltas. Poco fútbol en una noche salvada por la animación por parte de las dos hinchadas.
Para rematar el trato recibido, al finalizar la contienda vino la tortura. El himno del Betis se repitió sin parar y a un gran volumen. “Estilo Betis” en su mayor extensión y que muchos, en aire de mofa, decidieron convertir en un concierto con mecheros al viento. Todo ello hasta que fuimos evacuados del medio estadio para volver a ser escoltados hasta el Sánchez Pizjuán.
En resumen, y para finalizar, fue un gran día para “Sevillismo en Madrid” y para sus peñistas. Pudimos vivir nuestro primer derbi en el campo del eterno rival disfrutando todos juntos de un ambiente único en el fútbol español. Eso sí que no falte nunca el “Pobre pobre palangana, que amargado se te ve,..”
C.F.
Nuestra previa empezó a las cuatro de la tarde con muchos nervios e incertidumbre. Era nuestro primer partido en el Villamarín. Nos dirigimos a canjear el bono, ese trámite que desde la distancia no se entendió bien, y, a continuación, nos metimos en el recinto acordonado por la policía para ir escoltados hasta el estadio. El cortejo empezaba poco antes de las seis de la tarde.
Los cánticos se hicieron notar en todo el recorrido hasta llegar al campo del eterno rival, donde tuvimos que esperar un buen rato para poder acceder al estercolero. Al entrar, pudimos observar una serie de tropelías de las que fuimos víctimas y que nos acompañaron a lo largo de la noche, consecuencia de la mala organización por parte de la policía y por parte de los miembros de seguridad allí presentes.
Los aficionados sevillistas estábamos agolpados tanto en los vomitorios como en la grada. Algunos de nosotros estuvimos montados a la vez sobre los asientos. Otros se quedaron en el propio pasillo. Y otros vieron el partido sentados en la escalera. En definitiva, un agolpamiento absurdo teniendo en cuenta las filas libres que habían a nuestro alrededor más allá del cordón policial.
En cuanto al encuentro poco más que añadir más allá de lo que fue un derbi muy tenso. Se vio un juego trabado y lleno de faltas. Poco fútbol en una noche salvada por la animación por parte de las dos hinchadas.
Para rematar el trato recibido, al finalizar la contienda vino la tortura. El himno del Betis se repitió sin parar y a un gran volumen. “Estilo Betis” en su mayor extensión y que muchos, en aire de mofa, decidieron convertir en un concierto con mecheros al viento. Todo ello hasta que fuimos evacuados del medio estadio para volver a ser escoltados hasta el Sánchez Pizjuán.
En resumen, y para finalizar, fue un gran día para “Sevillismo en Madrid” y para sus peñistas. Pudimos vivir nuestro primer derbi en el campo del eterno rival disfrutando todos juntos de un ambiente único en el fútbol español. Eso sí que no falte nunca el “Pobre pobre palangana, que amargado se te ve,..”
C.F.