AGUA EN CARDIFF
La peña “Sevillismo en Madrid” no quiso faltar a su primera cita desde su creación, un momento muy importante como corresponde a toda una final de la Supercopa de Europa. Para más inri, el finalista era de la ciudad que lleva nuestro nombre, por lo que la coincidencia no podía ser mayor. El contrincante era nuestro "querido Real Madrid", ese conjunto que tenemos que sufrir a diario tanto a nivel de familiares, de amigos, de compañeros de trabajo y, cómo no, a través de los medios de comunicación que nos acribillan a todas horas con noticias a cada cual más absurda en vez de cultivar, formar e informar a un pueblo si cabe más aborregado.
Pero lo importante no era el rival. Así que espero que durante esta crónica, su nombre aparezca lo menos posible. Es más, a los desplazados tampoco nos cabe duda que si esta finalísima hubiera sido frente al Atlético de Madrid, la paz que se vivió en la Capital de Gales no habría existido. Que quede claro que la convivencia reinó por encima de todo, y que quitando algún ultra scouting, no hubo incidente alguno. Si le perdonamos la vida a Toñín el Torero en el Subway de St Mary Street tras el partido os podéis imaginar lo pacíficos que estábamos.
La peña “Sevillismo en Madrid” no quiso faltar a su primera cita desde su creación, un momento muy importante como corresponde a toda una final de la Supercopa de Europa. Para más inri, el finalista era de la ciudad que lleva nuestro nombre, por lo que la coincidencia no podía ser mayor. El contrincante era nuestro "querido Real Madrid", ese conjunto que tenemos que sufrir a diario tanto a nivel de familiares, de amigos, de compañeros de trabajo y, cómo no, a través de los medios de comunicación que nos acribillan a todas horas con noticias a cada cual más absurda en vez de cultivar, formar e informar a un pueblo si cabe más aborregado.
Pero lo importante no era el rival. Así que espero que durante esta crónica, su nombre aparezca lo menos posible. Es más, a los desplazados tampoco nos cabe duda que si esta finalísima hubiera sido frente al Atlético de Madrid, la paz que se vivió en la Capital de Gales no habría existido. Que quede claro que la convivencia reinó por encima de todo, y que quitando algún ultra scouting, no hubo incidente alguno. Si le perdonamos la vida a Toñín el Torero en el Subway de St Mary Street tras el partido os podéis imaginar lo pacíficos que estábamos.
Con la reserva realizada antes de Champions de @ciprianotinoco y @miguel_moto y con la incorporación durante el verano de @borjagarna, el viaje a Cardiff se presentaba tan ilusionante o más que el de Valencia, localidad que ardió en llamas y que fue el anterior destino de los dos acompañantes del presidente de “Sevillismo en Madrid”, que ya había saboreado las mieles de la gloria en vivo en Turín. Algo que no ensombrece su pobre estadística de solo un gol en sus últimos cuatro desplazamientos (el de MBia). No obstante, sí es cierto que al presi le perseguía la vitola de talismán. Más que nada porque había acudido a las finales que el Sevilla había ganado, no viajando en las que había perdido. Efectivamente, la racha se cortaría a orillas del Atlántico.
Estadísticas aparte y como sucediese en el puente de mayo camino a la Capital del Turia pero a muchísima menor escala, nuestro viaje On Tour comenzó con atascazo de entrada al aeropuerto. Una vez reunidos en el hall de Ryanair y, tras entrar en el avión, surgía el primer contratiempo. Un pavo empezó a dar vueltas por el pasillo, a sentarse, a volver a ponerse de pie, hasta que sale de la aeronave, en medio de las pistas de Barajas y recogido por el pertinente autobús. La tripulación de la compañía Low Cost excusaba el tiempo de retraso porque ese hombre está atemorizado y que no se sentía preparado para volar. Tan surrealista como cierto.
Estadísticas aparte y como sucediese en el puente de mayo camino a la Capital del Turia pero a muchísima menor escala, nuestro viaje On Tour comenzó con atascazo de entrada al aeropuerto. Una vez reunidos en el hall de Ryanair y, tras entrar en el avión, surgía el primer contratiempo. Un pavo empezó a dar vueltas por el pasillo, a sentarse, a volver a ponerse de pie, hasta que sale de la aeronave, en medio de las pistas de Barajas y recogido por el pertinente autobús. La tripulación de la compañía Low Cost excusaba el tiempo de retraso porque ese hombre está atemorizado y que no se sentía preparado para volar. Tan surrealista como cierto.
Este hecho acrecentó los miedos de Moto, que acojonados por los vuelos de un tiempo a esta parte, se pensaba que el teórico miedoso se había dejado la bomba en el Ryanair y se había marchado. Lejos de paranoias y ante la alucinación de todos los pasajeros, despegamos, nos juntamos en una fila de asientos y, en el aterrizaje, y con @miguel_moto agarrado como una lapa a los dos apoyabrazos, el sevillistas de finales y yo empezamos a narrar y a reírnos en el aterrizaje de las caras del ex futbolista del Pinto, que cada vez que pasaba el avión de las nubes esponjosas lo pasaba muy mal y que no respiró hasta poner pie a tierra.
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Decir que en los días previos al viaje, a @miguel_moto se le había informado puntualmente de todos los accidentes, secuestros, tiroteos y avisos de bomba que habían ocurrido en el planeta con aviones de pasajeros como protagonista. No se borró de milagro. No lo hizo, aunque tampoco le dio para comerse la hamburguesa que se había comprado en Barajas, motivo por el cual entramos tarde al Ryanair y nos hizo esperar más de media hora unas maletas en la cinta que nos comprometieron el hecho de comer tranquilamente para coger en el mismo aeropuerto el tren hacia Cardiff. Por tanto, después de que ciertos cargadores fueran vilmente picados, después de sentarnos en el suelo del aeropuerto a comer porque no queríamos pagar un suplemente por estar en las mesas y después de comprobar que las “bins” brillaban por su ausencia en UK, cogimos la docena de cromos que nos servían de billetes y tomamos el tren a Crewe, transbordo para luego ir al sur de Gales.
Se intentó comprar alcohol, algo inédito en las tiendas de los trenes (cara de sorpresa de la dependienta para enmarcar: “De nunca se ha servido alcohol”), por lo que nos tuvimos que conformar con un lote de cervezas, a cada cual más variada por gentileza de moto. Por fin en Crewe montamos y cuál es nuestra sorpresa que primero tendríamos que ir de pie, aunque más sorpresa fue ver a dos sevillistas. De Triana Fans para más señas, con los que rápidamente entablaríamos conversación en cuanto vimos asiento.
Las tres horas de trayecto, con el paisaje verde y de lluvia al fondo se pasaron entre risas y bebiendo; mientras, desde Madrid, llegaba la noticia que El Decano (diario deportivo de El Correo de Andalucía) estaban acribillando a @jaimesaulgpa para montar un reportaje a doble página sobre la naciente peña madrileña. Y queriendo entrevistar a los desplazados acepté la misma. Todo esto mientras el personal se descojonaba vivo de un pobre anciano que no hacía más que dar paseos por el pasillo para estirar las piernas.
El favor periodístico trajo consigo una foto con la pancarta desplegada, a ser posible con gente, a ser posible en la estación de Cardiff. De noche, cuando por fin llegamos a nuestro destino; y guapos todos, salimos en el periódico al día siguiente.
Las tres horas de trayecto, con el paisaje verde y de lluvia al fondo se pasaron entre risas y bebiendo; mientras, desde Madrid, llegaba la noticia que El Decano (diario deportivo de El Correo de Andalucía) estaban acribillando a @jaimesaulgpa para montar un reportaje a doble página sobre la naciente peña madrileña. Y queriendo entrevistar a los desplazados acepté la misma. Todo esto mientras el personal se descojonaba vivo de un pobre anciano que no hacía más que dar paseos por el pasillo para estirar las piernas.
El favor periodístico trajo consigo una foto con la pancarta desplegada, a ser posible con gente, a ser posible en la estación de Cardiff. De noche, cuando por fin llegamos a nuestro destino; y guapos todos, salimos en el periódico al día siguiente.
Nos separamos de nuestros compañeros de aventuras, a los que veríamos repetidas veces durante nuestra estancia en Cardiff. Lo bueno que tenía el pueblo de Gareth es que estaba todo a mano; el centro histórico era pequeño y a cinco minutos en Cercanías tenías por un lado el estadio de la Supercopa, y por el otro, el puerto con la bahía (Bahía que se vio desde el cielo por mucho que @borjagarna insiste en que me tiré un triple desde el avión). El caso es que el hotel estaba a dos pasos de la estación. A diferencia de otros lugares hosteleros británicos en donde he estado y que dejaba que desear, el Trovelodge Cardiff Central era tan básico como apañado, limpio y grande por dentro. Cerquita del centro y en plena Fan Zone del Sevilla teníamos libertad de movimientos.
Después de acicalarnos decidimos dar una vuelta, después de no entender una puta mierda del inglés de Gales y tras cenar en cierto restaurante norteamericano llamado McDonalds una comida que se repetiría durante toda la noche, empezamos a quedar con la gente. @Borjagarna con unos colegas de Madrid con los que se vio varias veces y un @CiprianoTinoco con los sevillistas que ya empezaron a estar por allí. No nos costó mucho encontrar el “Duque de Welligton”. Sin embargo, eran las 23pm y chapaban; por lo que nos fuimos al “Peppermint”. Había sevillistas pero todo bastante tranquilote intentando aprender nuevas canciones.
Nos quisieron dar gato por liebre con la ginebra y al final optamos por Hendricks, un amigo que no soltaríamos en toda la noche. Primero en el “Peppermint” con Peluka y miembros de NerviOnline, a 15 metros de nuestro hotel, y después en la otra punta del centro histórico. Pasada la 1 de la mañana, al ver que la noche no daba más de sí, que no se animaba, que por las calles el frío era tan protagonista como las gaviotas que tomaban Cardiff desde la cabeza de las estatuas, decidimos probar suerte. Un voltio infructuoso, con el agua presente, dio lugar a una llamada salvadora de los amigos de nuestro acompañante padelero para conducirnos a la discoteca donde la gente estaba concentrada.
Después de acicalarnos decidimos dar una vuelta, después de no entender una puta mierda del inglés de Gales y tras cenar en cierto restaurante norteamericano llamado McDonalds una comida que se repetiría durante toda la noche, empezamos a quedar con la gente. @Borjagarna con unos colegas de Madrid con los que se vio varias veces y un @CiprianoTinoco con los sevillistas que ya empezaron a estar por allí. No nos costó mucho encontrar el “Duque de Welligton”. Sin embargo, eran las 23pm y chapaban; por lo que nos fuimos al “Peppermint”. Había sevillistas pero todo bastante tranquilote intentando aprender nuevas canciones.
Nos quisieron dar gato por liebre con la ginebra y al final optamos por Hendricks, un amigo que no soltaríamos en toda la noche. Primero en el “Peppermint” con Peluka y miembros de NerviOnline, a 15 metros de nuestro hotel, y después en la otra punta del centro histórico. Pasada la 1 de la mañana, al ver que la noche no daba más de sí, que no se animaba, que por las calles el frío era tan protagonista como las gaviotas que tomaban Cardiff desde la cabeza de las estatuas, decidimos probar suerte. Un voltio infructuoso, con el agua presente, dio lugar a una llamada salvadora de los amigos de nuestro acompañante padelero para conducirnos a la discoteca donde la gente estaba concentrada.
Pero no habían aficionados (algunos grupos aislados), lo que había eran galeses y galesas dándolo todo con sus propias coreografías al son de la música Indy. Pasamos un buen rato hasta las tres o cuatro de la mañana en el que Juan Cala se presentó con más personas que nos sonaban, entre ellas algún miembro del seno del club. Gentilmente, el jugador canterano se echó una foto con nosotros. A la par, al otro lado de la discoteca, dos rubiacas tan imponentes como tajadas no hacían más que restregarse con todo el mundo. Por lo que a nosotros nos tocaba lo más que pasó es que una de ellas le sopló en la oreja al Moto…. Eso le enamoró.
Pero no hubo más. Sospechosamente, @miguel_moto se pasó la noche en el baño mientras algunos roncábamos. Ahora se le llama “romper con la novia”. En fin… Al día siguiente, el día del partido, el presidente de “Sevillismo en Madrid” fue el primero en tocar diana. Se aplicó doping y listo para hacer turismo y gastarse medio sueldo en souvenirs. Mientras desayunaba en un Starbucks, divisó a lo lejos como los Biris llegaban a Cardiff saludando a dos pibones tremendos ataviados con colores rojiblancos. Como debe ser.
Nada más empezar el pateo de reconocimiento; una tormenta arreció. A mí particularmente me pilló en el Millenium, el estadio de rugby de la selección de Gales (potencia en el Seis Naciones), con capacidad para más de 80000 espectadores, que es un auténtico símbolo de la ciudad. Tras resguardarme debidamente y mojarme lo menos posible, cuando escampó ligeramente, un coche pasó a toda velocidad por mi lado y me dejó más húmedo que el coño de la hija de Pepe Mel cuando el hijo del Don le pidió cacho.
Mientras yo seguía mi trayecto de Castillo, City Hall y compras varias, @BorjaGarNa se desperezó y decidió unirse conmigo para bajar al puerto con el fin de realizar las últimas fotos antes de mamarnos. Moto no, no se levantó hasta la 1 del mediodía, presto y dispuesto para comenzar la previa. Tendría que esperarnos, porque sus dos acompañantes disfrutarían del Euvolution, el Pierhead Palace y el puerto con el mar al fondo. “Estará cabreado porque hemos quedado a la 1 con él y todavía estamos aquí”, “pues que se joda, que haga algo y que vaya comprando el lote”.
De vuelta al casco histórico, cada uno de forma deslavazada fue haciendo su previa particular. Decir que, con la comida además mediante, en toda previa que se precie la desorganización es la tónica predominante. Hasta que uno llega, consigue las entradas, quedas con uno, quedas con otro, apuras los últimos regalos,…, pasa tiempo y el primer sorbo se convierte en la primera obsesión. @BorjaGarNa y @Miguel_Moto empezaron con los amigos madridistas del primero; el goalkeeper tenía que comprar el último regalo. Antes de escuchar el “Stupid Spanish People” de una pareja de ancianos galeses dentro de una tienda atestada de españoles, un servidor se dio cuenta que el Tesco de St Mary Street (la Carretas en Madrid o Sierpes en Sevilla) serviría como punto de encuentro de forma definitiva.
Ese primer sorbo llegó, tanto para unos como para otros. Unos allí y otros allá. Pero con el denominador común de que los cánticos empezaban a aflorecer. Es entonces del momento de los reencuentros. Aswe, Churu, Sinper, Olea, Adri, Antinazi, Sebas y parienta (muchas gracias),… uno a uno van cayendo en abrazos dándote cuenta, otro viaje más, que las caras que ves en otras ciudades son prácticamente las mismas. Quien no apareció fue Wizard, raro, él digo. Sí que lo hicieron los Hermanos Ship con quienes mis compañeros de viaje, por otro lado, departieron.
Pero no hubo más. Sospechosamente, @miguel_moto se pasó la noche en el baño mientras algunos roncábamos. Ahora se le llama “romper con la novia”. En fin… Al día siguiente, el día del partido, el presidente de “Sevillismo en Madrid” fue el primero en tocar diana. Se aplicó doping y listo para hacer turismo y gastarse medio sueldo en souvenirs. Mientras desayunaba en un Starbucks, divisó a lo lejos como los Biris llegaban a Cardiff saludando a dos pibones tremendos ataviados con colores rojiblancos. Como debe ser.
Nada más empezar el pateo de reconocimiento; una tormenta arreció. A mí particularmente me pilló en el Millenium, el estadio de rugby de la selección de Gales (potencia en el Seis Naciones), con capacidad para más de 80000 espectadores, que es un auténtico símbolo de la ciudad. Tras resguardarme debidamente y mojarme lo menos posible, cuando escampó ligeramente, un coche pasó a toda velocidad por mi lado y me dejó más húmedo que el coño de la hija de Pepe Mel cuando el hijo del Don le pidió cacho.
Mientras yo seguía mi trayecto de Castillo, City Hall y compras varias, @BorjaGarNa se desperezó y decidió unirse conmigo para bajar al puerto con el fin de realizar las últimas fotos antes de mamarnos. Moto no, no se levantó hasta la 1 del mediodía, presto y dispuesto para comenzar la previa. Tendría que esperarnos, porque sus dos acompañantes disfrutarían del Euvolution, el Pierhead Palace y el puerto con el mar al fondo. “Estará cabreado porque hemos quedado a la 1 con él y todavía estamos aquí”, “pues que se joda, que haga algo y que vaya comprando el lote”.
De vuelta al casco histórico, cada uno de forma deslavazada fue haciendo su previa particular. Decir que, con la comida además mediante, en toda previa que se precie la desorganización es la tónica predominante. Hasta que uno llega, consigue las entradas, quedas con uno, quedas con otro, apuras los últimos regalos,…, pasa tiempo y el primer sorbo se convierte en la primera obsesión. @BorjaGarNa y @Miguel_Moto empezaron con los amigos madridistas del primero; el goalkeeper tenía que comprar el último regalo. Antes de escuchar el “Stupid Spanish People” de una pareja de ancianos galeses dentro de una tienda atestada de españoles, un servidor se dio cuenta que el Tesco de St Mary Street (la Carretas en Madrid o Sierpes en Sevilla) serviría como punto de encuentro de forma definitiva.
Ese primer sorbo llegó, tanto para unos como para otros. Unos allí y otros allá. Pero con el denominador común de que los cánticos empezaban a aflorecer. Es entonces del momento de los reencuentros. Aswe, Churu, Sinper, Olea, Adri, Antinazi, Sebas y parienta (muchas gracias),… uno a uno van cayendo en abrazos dándote cuenta, otro viaje más, que las caras que ves en otras ciudades son prácticamente las mismas. Quien no apareció fue Wizard, raro, él digo. Sí que lo hicieron los Hermanos Ship con quienes mis compañeros de viaje, por otro lado, departieron.
Todos reunidos empezamos a beber y a cantar como cosacos, a mearnos como hijos de puta, y a empezar a vivir ese ambiente inigualable de cada final. Ese instante, con la copa en la mano (había hielos), que sabes que cualquier esfuerzo hubiera merecido la pena por estar en ese momento. Con los tuyos, cantando en la calle con un puntillo relativo tirando a importante. Con @BorjaGarNa y @Miguel_Moto ya conmigo, la botella de Beefeater se convirtieron finalmente en tres. Aún así, en pleno apogeo, y con ayuda un poco de la lluvia, tuve que abandonarlos a su suerte.
Había que poner la pancarta de la peña, había que estar antes. Después de coger el primer shuttle hacia el estadio, animoso pero nada que ver con los últimos, después de un incidente que no puedo contar en el que el DNI me salvó el pellejo, y tras merodear en las entrañas del Cardiff City Stadium con una mochila a cuestas, escogí el sitio que creía idóneo. Durante todo este proceso comentar que tuve que sortear varias veces la vigilancia de los Stewards tocapelotas de turno. Finalmente, se pudo divisar la inscripción en el lateral a la derecha de las imágenes de televisión, al lado del corner para que se leyera claramente “Sevillismo en Madrid”.
Un ejército de seis niños sevillistas me ayudó voluntariamente a colocarla. No costó demasiado y me dirigí hacia los asientos donde estaban ubicados mis paisanos, los cuales llegaron una hora después claramente perjudicados. Justo para ver la ceremonia previa que organiza la UEFA o el país anfitrión en cuestión. Siempre me he preguntado para qué coño hacen eso. Pero bueno, lo cierto es que la gente estaba confiada, pero enfrente… enfrente estaba el Real Madrid.
Había que poner la pancarta de la peña, había que estar antes. Después de coger el primer shuttle hacia el estadio, animoso pero nada que ver con los últimos, después de un incidente que no puedo contar en el que el DNI me salvó el pellejo, y tras merodear en las entrañas del Cardiff City Stadium con una mochila a cuestas, escogí el sitio que creía idóneo. Durante todo este proceso comentar que tuve que sortear varias veces la vigilancia de los Stewards tocapelotas de turno. Finalmente, se pudo divisar la inscripción en el lateral a la derecha de las imágenes de televisión, al lado del corner para que se leyera claramente “Sevillismo en Madrid”.
Un ejército de seis niños sevillistas me ayudó voluntariamente a colocarla. No costó demasiado y me dirigí hacia los asientos donde estaban ubicados mis paisanos, los cuales llegaron una hora después claramente perjudicados. Justo para ver la ceremonia previa que organiza la UEFA o el país anfitrión en cuestión. Siempre me he preguntado para qué coño hacen eso. Pero bueno, lo cierto es que la gente estaba confiada, pero enfrente… enfrente estaba el Real Madrid.
El partido ya los visteis todo. No hace falta ni repasarlo. Mi opinión personal es que decepcionamos, que Unai Emery fue el principal responsable de que el equipo se aculase en demasía, y que las megaestrellas blancas infundieron miedo más que respeto. En cuanto a la grada, la primera media hora fue tensa. Se intentaba animar más desde arriba que desde abajo, que lo hacía de forma aislada. Tras el 1-0, nada de eso, el equipo nos necesitaba y fuimos todos a una. Espectacular, repertorio y lección. Ni los desplazados desde la capital del país, ni la gente de los pueblos, ni los galeses embobados con Bale, ni los guiris ni demás calaña podía hacer otra cosa que admirar el colorido y animación que dábamos en la grada.
Cuando a la conclusión del encuentro, un servidor bajó al lateral para retirar la pancarta, se dio cuenta que no ocupábamos todo el fondo (gol para los sevillanos). Éramos un cuadrado de 4000 tíos y tías que, con el encuentro encarrilado, no caían en el desaliento. Los jugadores, con Beto a la cabeza, no tardaron tras el pitido final en agradecérselo. Curioso fue que el Real Madrid, en su alarde de aparentar lo que no es, dio la vuelta de honor completa. Curioso fue que Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo fueron los que más se acercaron a saludar a los sevillistas, que les estaban dedicando a su vez todo tipo de “elogios”. Sin embargo, más curiosa fue la cara del japonés que me agobiaba por detrás para echar una foto de sus ídolos. Uno, cabreado como una mona, le dijo que “si no le daba vergüenza fotografiar a unos ladrones” con el amago de tirarle la cámara al suelo.
Es de estas veces que un tío justito con el idioma como yo te sale el inglés fluido. Por cierto, que la música estaba a todo volumen en el estadio. Ya se podía haber hecho lo mismo en el Camp Nou cuando los acomplejados atléticos intentaron boicotear nuestra celebración copera con sus cánticos.
Cuando a la conclusión del encuentro, un servidor bajó al lateral para retirar la pancarta, se dio cuenta que no ocupábamos todo el fondo (gol para los sevillanos). Éramos un cuadrado de 4000 tíos y tías que, con el encuentro encarrilado, no caían en el desaliento. Los jugadores, con Beto a la cabeza, no tardaron tras el pitido final en agradecérselo. Curioso fue que el Real Madrid, en su alarde de aparentar lo que no es, dio la vuelta de honor completa. Curioso fue que Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo fueron los que más se acercaron a saludar a los sevillistas, que les estaban dedicando a su vez todo tipo de “elogios”. Sin embargo, más curiosa fue la cara del japonés que me agobiaba por detrás para echar una foto de sus ídolos. Uno, cabreado como una mona, le dijo que “si no le daba vergüenza fotografiar a unos ladrones” con el amago de tirarle la cámara al suelo.
Es de estas veces que un tío justito con el idioma como yo te sale el inglés fluido. Por cierto, que la música estaba a todo volumen en el estadio. Ya se podía haber hecho lo mismo en el Camp Nou cuando los acomplejados atléticos intentaron boicotear nuestra celebración copera con sus cánticos.
En definitiva, cara hasta el suelo y debate intenso, con el consiguiente pateo hasta el hotel. Sí, en plena lluvia y empapados hasta las orejas, no teníamos ganas de esperar nada, y decidimos seguir el río de gente. Durante unos 20 minutos, mis dos compañeros de viaje y yo nos enzarzamos en una agria discusión sobre los males del equipo. Moto, que ganó la porra, estaba indignado especialmente con aquellos sevillistas que se autodenominaron favoritos. Mientras que Borja acumuló su hate sobre los laterales. Yo tenía bastante con Unai.
Llegamos al hospedaje y no teníamos ganas de nada. Pero sucedió todo lo contrario. @BorjaGarNa, que me acusó de cierto doping a todas luces legal, se metió en la ducha y empezó a cantar. Nosotros desde la habitación le seguimos aporreando la pared. “Aleeeeeeeeee aleooooooooo Sevilla campeón, te sigue tu afición, Sevilla mete un gooooooooool”. Nos vinimos arriba durante unos minutos hasta que tocaron nuestra parte. “Os tranquilizáis” nos dijeron.
Bajamos a cenar y Moto estaba tan muerto y tan carente de recursos económicos que no tuvo problemas en acostarse temprano. @BorjaGarNa, tras la experiencia torera, me acompañó a tomar una. Se tomó una y también, reventado, se marchó para arriba. ¡¡¡Cuánto daño les había hecho el botellón de Gin, por Dios!!! ¡¡¡Cuanta maricona suelta en las nuevas generaciones!!! Y yo que necesitaba al menos cinco birras para meterme en cloroformo. Además, la noche de Cardiff invitaba a salir; el tiempo había dado una tregua, había más aficionados (ahora más del Madrid) y mucha gente universitaria por las calles. Me fui a otro lugar a apurarme otra pinta, a ver si tenía suerte de entablar conversación con sevillistas y a ahogar las penas de alguna manera… Y pasó lo que tuvo que pasar.
Que me cogí una cogorza del 15 con unos sevillones de “Al Relente”. Para más inri, se plantaron en el pub que escogí aleatoriamente los educados colegas de @BorjaGarNa , a los que felicité . En definitiva, que se había liado, hablando con unos, con otros… Yo solo se que terminé hablando de Valteri Bottas y en cama sobre las 4.
Al día siguiente, los dos padeleros nos levantamos en hora para coger el tren de vuelta, mientas que el ex futbolista continuaba durmiendo robándome los Paracetamoles para sobrevivir. ¡¡¡Había dormido más de 10 horas y no reaccionaba!!! Y otros con resaca. A Moto le costó un par de horas de trayecto reaccionar y decir que se sentía más o menos bien mientras miraba, por la ventana del tren, las nubes grises que le esperaban en el avión. Al Ryanair, por cierto, accedimos después de una pesadilla de restricción excesiva, supongo que con motivo de la falsa alarma por bomba que hubo hace unas semanas.
Sanos y salvos aterrizamos en Madrid el miércoles 13 uno para seguir con las vacaciones en las playas de Cádiz con opción de ir al Carranza, otro para ver si arreglaba su vida matrimonial y el otro para continuar trabajando porque lo bueno se le acabó hace mucho. En definitiva, una aventura más para un servidor, otra para los otros dos que vivieron su primera final; y que finalmente lo que no recordarán será el aspecto puramente deportivo, sino del hecho de haber salido en primer plano como unos puto come pipas. En la próxima esperemos que haya más suerte.
Llegamos al hospedaje y no teníamos ganas de nada. Pero sucedió todo lo contrario. @BorjaGarNa, que me acusó de cierto doping a todas luces legal, se metió en la ducha y empezó a cantar. Nosotros desde la habitación le seguimos aporreando la pared. “Aleeeeeeeeee aleooooooooo Sevilla campeón, te sigue tu afición, Sevilla mete un gooooooooool”. Nos vinimos arriba durante unos minutos hasta que tocaron nuestra parte. “Os tranquilizáis” nos dijeron.
Bajamos a cenar y Moto estaba tan muerto y tan carente de recursos económicos que no tuvo problemas en acostarse temprano. @BorjaGarNa, tras la experiencia torera, me acompañó a tomar una. Se tomó una y también, reventado, se marchó para arriba. ¡¡¡Cuánto daño les había hecho el botellón de Gin, por Dios!!! ¡¡¡Cuanta maricona suelta en las nuevas generaciones!!! Y yo que necesitaba al menos cinco birras para meterme en cloroformo. Además, la noche de Cardiff invitaba a salir; el tiempo había dado una tregua, había más aficionados (ahora más del Madrid) y mucha gente universitaria por las calles. Me fui a otro lugar a apurarme otra pinta, a ver si tenía suerte de entablar conversación con sevillistas y a ahogar las penas de alguna manera… Y pasó lo que tuvo que pasar.
Que me cogí una cogorza del 15 con unos sevillones de “Al Relente”. Para más inri, se plantaron en el pub que escogí aleatoriamente los educados colegas de @BorjaGarNa , a los que felicité . En definitiva, que se había liado, hablando con unos, con otros… Yo solo se que terminé hablando de Valteri Bottas y en cama sobre las 4.
Al día siguiente, los dos padeleros nos levantamos en hora para coger el tren de vuelta, mientas que el ex futbolista continuaba durmiendo robándome los Paracetamoles para sobrevivir. ¡¡¡Había dormido más de 10 horas y no reaccionaba!!! Y otros con resaca. A Moto le costó un par de horas de trayecto reaccionar y decir que se sentía más o menos bien mientras miraba, por la ventana del tren, las nubes grises que le esperaban en el avión. Al Ryanair, por cierto, accedimos después de una pesadilla de restricción excesiva, supongo que con motivo de la falsa alarma por bomba que hubo hace unas semanas.
Sanos y salvos aterrizamos en Madrid el miércoles 13 uno para seguir con las vacaciones en las playas de Cádiz con opción de ir al Carranza, otro para ver si arreglaba su vida matrimonial y el otro para continuar trabajando porque lo bueno se le acabó hace mucho. En definitiva, una aventura más para un servidor, otra para los otros dos que vivieron su primera final; y que finalmente lo que no recordarán será el aspecto puramente deportivo, sino del hecho de haber salido en primer plano como unos puto come pipas. En la próxima esperemos que haya más suerte.