¡¡A CORUÑA ON TOUR!!
Pues como viene siendo habitual en nuestra bendita, y cada vez más grande, peña Sevillismo en Madrid, estuvimos presente para ver a nuestro equipo luchar por el triunfo, esta vez en A Coruña.
Por temas de horarios y de que últimamente los más fieles habían viajado a cualquier parte de España, incluso de Europa (Mönchengladbach in il cuore), a este desplazamiento muchos miembros no podían asistir. A mí personalmente el horario me venía que ni ‘pintao’, y sumado a eso temas, como diría aquel, extradeportivos, la idea de dejar atrás Madrid y ver al equipo más glorioso era pura felicidad. Por tanto, como dicen que estamos locos de la cabeza, opté por coger el coche, fumarme los 600 kilómetros solito y campear por A Coruña a mis anchas. Antes de salir, claro está, había que llevar todo lo necesario para el desplazamiento…es decir, mucho alcohol. Exactamente 14 litros de cerveza y una botella de Ginebra, a repartir entre mi y gente de la peña de Sevillista Antonio Puerta de Donosti, con los que me había citado en A Coruña por la noche (buena peña mejores personas).
A las 15:30 tomé rumbo a Coruña, y tras un poco de atasco a la salida de Madrid, 600 kilómetros, un pitstop y 5 horas y media de viaje, me encontraba haciendo el check-in en el hotel. Me la querían colar con la habitación, dándome una con cama simple y sin vistas al mar, pero a yonkis y gitanos no nos gana nadie, por lo que después de reclamar, ya me dieron la llave de la habitación TOP. Con las imágenes, las palabras simplemente sobran.
Por temas de horarios y de que últimamente los más fieles habían viajado a cualquier parte de España, incluso de Europa (Mönchengladbach in il cuore), a este desplazamiento muchos miembros no podían asistir. A mí personalmente el horario me venía que ni ‘pintao’, y sumado a eso temas, como diría aquel, extradeportivos, la idea de dejar atrás Madrid y ver al equipo más glorioso era pura felicidad. Por tanto, como dicen que estamos locos de la cabeza, opté por coger el coche, fumarme los 600 kilómetros solito y campear por A Coruña a mis anchas. Antes de salir, claro está, había que llevar todo lo necesario para el desplazamiento…es decir, mucho alcohol. Exactamente 14 litros de cerveza y una botella de Ginebra, a repartir entre mi y gente de la peña de Sevillista Antonio Puerta de Donosti, con los que me había citado en A Coruña por la noche (buena peña mejores personas).
A las 15:30 tomé rumbo a Coruña, y tras un poco de atasco a la salida de Madrid, 600 kilómetros, un pitstop y 5 horas y media de viaje, me encontraba haciendo el check-in en el hotel. Me la querían colar con la habitación, dándome una con cama simple y sin vistas al mar, pero a yonkis y gitanos no nos gana nadie, por lo que después de reclamar, ya me dieron la llave de la habitación TOP. Con las imágenes, las palabras simplemente sobran.
Al poco rato de instalarme, mi querido amijo Wisá (Borja para los no amigos) llegó a mi hotel, preparado para ir a cenar, recoger sus litros de birra y ponernos a full. Empezó bien la noche con una barra libre…de comida!
Una vez cebados, nos dirigimos hacia el hotel donde se hospedaban los 4 integrantes de la peña Sevillista de Donosti. Una vez allí, nos dimos cuenta que en A Coruña falta una de las cosas más importantes en una ciudad: chinos. Es decir, bebimos las bebidas más calientes que el empaste de un dragón (como diría mi querido amijo Morales). La idea de refrigerarlas en el lavabo digamos que no hizo el efecto deseado. Tras ir finos filipinos, nos pusimos rumbo al centro. La primera parada fue en un antraco que llenamos nosotros básicamente.. y aún así alguno tuvo oportunidad de sentenciar la noche y llevarse los 3 puntos bien prontito pa la saca, pero algunas veces se fallan goles a puerta vacía.
Tras un rato en aquel antraco, en el que nos juntamos con amigos de Wisá, preguntamos por alguna discoteca en la que el aforo no fuese de 7 personas. Acabamos en una discoteca cuyo nombre no quiero acordarme (realmente no puedo), que estaba petadísima y lo mejor era el alcohol que te servían.
Wisá desertó prontito, no queriendo venir a la tercera parada en boxes, que tenía pinta brutal: discoteca a pie de playa, MOOM. Allí en la entrada, ya solo quedábamos 3 supervivientes, los dos cracks de Pamplona y Bilbao y yo, nos juntamos con gente de Riazor Blues que nos invitaron a todo lo que queríamos. Yo por desgracia, como me volvía el sábado y me chupaba otros 600 kilómetros más solo que la una, decidí irme pronto al hotel, a eso de las 7 am.
Al día siguiente, a las 4 horas de meterme en la cama, sonaba la alarma. Abrí las persianas y me volví a engorilar. Sobran las palabras again.
Al día siguiente, a las 4 horas de meterme en la cama, sonaba la alarma. Abrí las persianas y me volví a engorilar. Sobran las palabras again.
En cuanto hice la maleta y la tiré en el coche, me puse rumbo a donde estaba la peña de Donosti. Unos compraron lote, otros señoritos optaron por cerveceo en terraza con tapitas.
Al rato se unió el amigo Wisá que había estado perdido durante toda la mañana y tuvo la buena idea de ir a la playa para hacernos un book de fotos.
Una vez realizada la sesión de fotos, y después de cambiarme de zapatillas porque una ola de 500 metros de altura me había pillado de imprevisto posando, volvimos rumbo a la zona donde estaban los Biris y Riazor Blues, con bengaleo incluido. En definitiva, un ambientazo que casi hizo que sacase el móvil para mandarle un mensaje a mi entrenador de que me había lesionado durmiendo y así poderme quedar la noche del sábado también.
Fuimos a por más cerveza (solo me bebí 7 tercios que luego conducía..) y directamente al partido, al que llegamos a eso de las 15:40. Entre eso y que había menos sitio que en el coche de un gitano, poner la pancarta era una utopía. El partido en sí pues lo que todos sabemos: muy muy malo el Deportivo, que tiene una pinta mala mala, lo que le salva es que hay equipos que son peores aún.
En cuanto acabó el partido, y tras hablar con el amijo Wisá, decidí pirarme en el momento, porque mi idea inicial era irme a la hora y pico. Buena decisión. La vuelta, por desgracia, fue una odisea. A las 18:30 salí de A Coruña, a la hora tuve que parar para repostar y en ese momento me vino el bajón de los 700 kilómetros ya recorridos, de las 4 horas de sueño, de los infinitos litros de alcohol y de la idea de que aún me quedaban 500 kilómetros por delante. La única escapatoria que vi factible fue..
Miento, mi idea era hacerme 200 kilómetros más, pillar un hostal a lo lobo de Wall Street y sobar cual campeón, pero después de tomarme un Red Bull, ponerme musicote a tope (sí, ya sabéis que grupo mostruos) me vine arriba y forcé el motor.
Al final, después de otros 600 kilómetros en los que me dio tiempo a meditar mucho, a las 23:45 llegué a casa, más destrozao que el móvil que me atropellaron la semana pasada.
Pero mereció la pena, recorrerse 1200 kilómetros en 27 horas, estar con gente nueva y no nueva (Wisardio) increíble, ver una ciudad preciosa con playa y encima volvernos con los 3 puntos, siempre merece la pena. En semana y media tocará otro desplazamiento, más y mejor.
Al final, después de otros 600 kilómetros en los que me dio tiempo a meditar mucho, a las 23:45 llegué a casa, más destrozao que el móvil que me atropellaron la semana pasada.
Pero mereció la pena, recorrerse 1200 kilómetros en 27 horas, estar con gente nueva y no nueva (Wisardio) increíble, ver una ciudad preciosa con playa y encima volvernos con los 3 puntos, siempre merece la pena. En semana y media tocará otro desplazamiento, más y mejor.
¡¡SEGUIMOS SUMANDO!!
Miguel Ángel Martín Durán